La rédaction d'Optical Center | Publicado el:
Cuando decimos "veo todo de color negro", "ver la vida de rosa"." Estas son expresiones que expresan sentimientos o emociones, pero más allá de las expresiones, ¿nuestras emociones pueden afectar en realidad nuestra visión ocular del mundo?
Según dos estudios realizados respectivamente por los investigadores de las universidades de Rochester y Dakota del Norte, el estado de ánimo y las emociones pueden afectar a los procesos básicos que intervienen en la percepción visual de los color por el.
Un primer estudio de tristeza, publicado en la revista "Psychological Science" ha contribuido a destacar problemas de filtro visual. Examinaron 127 voluntarios, estos se dividieron en 2 grupos, el primer grupo vio una película triste, mientras que el segundo vio una comedia, luego de terminar las películas, los 2 grupos respondieron un cuestionario para poner en paralelo las emociones sentidas y los tonos de colores percibidos. Los resultados revelaron un cambio en la percepción de los tonos de colores en los participantes que vieron la película triste, que incluye el eje azul-amarillo. Después de realizar un análisis, este cambio se atribuyó a la disminución en los niveles de dopamina en los “conejillos de indias” en otras palabras los entristeció. La dopamina es la molécula responsable de la transmisión de información entre las neuronas y considerada el "neurotransmisor de la felicidad", está de hecho, directamente involucrados en la visión del eje azul-amarillo.
Un segundo estudio ha demostrado que personas en cólera realmente ven el color rojo en su furia, de hecho, el flujo sanguíneo aumenta con la enervación alterando nuestra percepción de tonos rojos acentuados.
Este color a menudo se ha asociado a un temperamento fuerte y después de los resultados del estudio, dicha asociación se justifica: las personas que se enojan con más, perciben con mayor frecuencia los tonos rojos y de manera más pronunciada, ¡Su preferencia por este color no es solamente estético!
Estos estudios señalan un primer paso hacia la comprensión de la relación entre nuestras emociones y nuestra percepción de los colores. Estos podrían implicar avances en la psicología en particular, a través del desarrollo de nuevos tipos de pruebas visuales.